Un Platón alado, con pinta y jerga de hippie sesentero y hasta con su canutito en la mano izquierda, saluda en el hiperuranós (en el supracielo platónico) al profesor José Luis Aranguren, que acaba de ingresar en esta región supraceleste. Este fue el sentido 'in memoriam' del humorista gráfico Forges dedicado a este joven 'viejo profesor', que nos dejó en 1996. El otro VP, Enrique Tierno Galván, llevaba ya diez años en este mimo hiperuranós: un 'supracielo' en el que no existe el peligro de tropezarse uno con ningún fantasma católico. La viñeta se publicó en el diario El País.
El Templo de Apolo en Delfos, situado al pie del monte Parnaso, era un centro de peregrinación. El oráculo divino era dictado por boca de una mujer, la Pitia, y un hombre, el Profeta. Tras la pregunta del devoto, la Pitia, inclinada sobre un alto banquillo, entraba en trance mientras inhalaba un sahumerio y bebía del agua que manaba de la fuente sagrada. Si sus palabras no resultaban comprensibles el Profeta ayudaba a entenderlas.
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1 comentario:
Platón era un gran sabio y como gran sabio se fumaba sus buenos canutos que le hacian formularse esas grandes preguntas
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